Hay que tener la casa siempre impoluta por una simple razón. Si la casa está que parece un nido de monas, puede que no se aprecie con detenimiento si alguien ha entrado a robar. A simple vista parece una tontería, pero no lo es. Entras en el hogar de tus amores y aquello parece una convención anarco-capitalista. Te das una vuelta triunfal buscando el teléfono porque te lo has dejado dentro. Y de repente por ahí tirado en el medio y medio, un libro que no tocas por puro asco aunque es fundamental para lo que haces y más sorpresivo aún, el cajón de las medicinas abierto, cuando la última vez que te medicaste fue aquel día en que te pusiste de chocolate hasta los temporales. Y no encuentas las cosas, pero llevas tantos días con tanto caos sin encontrar tantas cosas, que no le das demasiada importancia. ¿Dónde está ese maldito teléfono? El ordenador por ahí abierto y las cámaras de fotos y el mp3, todo al tuntún. El perfecto muestrario de la desorganización. Y el Iphone sin aparecer. Haberse dejado el Iphone en casa ya es prueba suficiente de que estás en un momento en el que no sabes por dónde vas. Y es entonces cuando entras en la cocina y ves que la ventana está abierta. Y ahora sí que tienes la certeza absoluta de que tú no las has abierto. Y vuelves a ver en tu mente el ordenador y las cámaras de fotos y el mp3. Y entonces entiendes que… aún está dentro. E inmediatamente quieres llamar a la policía. Pero alguien que no eres tú tiene tu teléfono.
Por qué hay que tener siempre la casa como los chorros del oro
30/03/2012 by Alejandra Juno
Category Aventuras | Tags:
A mí me pasa lo mismo, pero con fontaneros.
Es el verdadero drama de nuestro tiempo.
Me ha entrado un biruji in my body. A ver cómo paso yo el puente solita en la casa del pueblo
¿Pero había o no había un caco?
¡Pero que genial!
El ladrón, ¿qué tal lo pasó?