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  1. El béisbol en la liga mayor

    septiembre 28, 2018 by Alejandra Juno

    El otro día asistí a mi primer partido en la primera división de béisbol de este país. No sé si se dice así, pero nos entendemos. Jamás he prestado mucha atención a los deportes, y menos a los deportes americanos, aunque en general menos a cualquier deporte. Mis motivos para ir al béisbol se reducen a dos: o algún fanático me arrastra, o alguien viene a visitarme y yo lo arrastro a él/ella para que viva la experiencia. La cosa es mucho la experiencia y poco la chicha en cuestión. Reconozco que las cosas que aborrezco del béisbol son las mismas cosas que lo hacen grande. Muy grande. Por ejemplo, a mí me parece que tiene unas reglas complicadísimas. Al ser un juego asimétrico la cosa tiene su enjundia. Pero esa complicación en las reglas hace asimismo que los hinchas tengan una serie de habilidades cognitivas digamos más agudas que las necesarias para entender otros deportes. El juego es lentísimo, pero por eso mismo la afición observa el partido en calma, sin mucho sobresalto, sólo en momentos puntuales. Por último, los partidos son infinitos; 3 horas no nos las quita nadie en el estadio. Pero una vez más eso hace que asistir a un partido de béisbol sea un poco como reunirse en el bar con los amigos o la familia. Uno no va en realidad a ver el partido, que sí, sino que también a socializar, levantarse a dar una vuelta, ir a comprar un perrito caliente, gritarle al de los cacahuetes para que te tire una bolsa, o levantarse junto al estadio al completo después del séptimo inning para estirarse, recolocar los gluteos y cantar el famoso «Take me out to the ball game».

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  2. Ver un arcoiris lunar

    septiembre 25, 2018 by Alejandra Juno

    Estados Unidos es un país inabarcable. En cada esquina hay algo impresionante. O quizás que ellos lo saben vender mejor. No sé. Pero si las cosas que yo he visto en este país existen en el mío, es una pena que no lo supiera en su momento. O quizás no. Viajar por Europa se ha convertido en un viacrucis debido a la masificación turística que se atora por doquier. Si yo amo Estados Unidos es por eso. Puede que porque el país es gigantesco, puede porque salvo a las cuatro grandes atracciones, aquí no vienen extranjeros, es poco habitual encontrar grandes muchedumbres arruinando la experiencia.

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  3. El ático del diablo

    septiembre 24, 2018 by Alejandra Juno

    Anoche fuimos a una atracción de Halloween. Desde que llegué a este país y descubrí este género, no ha habido un sólo año en el que me lo haya perdido. Con esto quiero expresar mi total y completo compromiso con este tipo de espectáculo. Al fin y al cabo es teatro, ¿no? Teatro en el que los actores no te tocan, algo que advierten muy seriamente a la entrada. En fin, en la mayoría de los teatros los actores no te tocan. Afortunadamente. A veces te escupen, eso sí. En los espectáculos de Halloween también. Pero a la manera del teatro de verdad, te escupen sin querer. Ayer mismo un actor me escupió a mí, pero sólo porque estaba muy dentro del papel y yo muy cerca de él. Era una especie de demonio guardián del infierno, o algo similar. Nos dio entrada al ático del diablo entre escupitajos. Porque yo siempre quiero ser la primera, el perdigón me dio de pleno. Pero no me importó, porque como todo el mundo sabe, yo amo el teatro.

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  4. Sé que por mucho que te ofrezca mi mano…

    abril 25, 2013 by Alejandra Juno

    Sé que por mucho que te ofrezca mi mano
    no podrás asirla
    y se quedará suspensa
    vacía
    presa en el aire
    que intento agarrar
    como intento abrazarte a ti.

  5. No interrumpan a quien sueña

    marzo 20, 2013 by Alejandra Juno

    Hoy he leído una frase que se ha quedado conmigo. Una frase de una pedagoga brasileña, Nylse Cunha: «Não se deve interromper a concentração de uma criança que está brincando». «No se debe interrumpir la concentración de un niño, una niña, que está jugando». Ignoro el auténtico significado de esta frase. Supongo que se refiere en primer lugar a que el juego es otra actividad mental que requiere de un desarrollo completo, y en segundo lugar, que el juego es una cosa seria. El juego es una cosa muy seria, como lo es el soñar. El juego es una ensoñación en la que las reglas se subvierten y se retuercen para nuestra satisfacción. No se debe interrumpir al que sueña. Porque soñar es difícil. Cuesta tanto soñar… El sueño está en la cima de la pirámide experiencial, justo encima de la pesadilla y ésta encima de la realidad. No se debe interrumpir al que juega, al que sueña. Tarde o temprano, sino ya, sabrá que es un sueño. No lo interrumpan antes de tiempo. Decía Nietzsche que tenemos el arte para no morir a causa de tanta verdad. Cada sueño es una obra de arte, y contemplar a alguien soñando debe ser realizado con la misma veneración con que se visita un museo. Que nos dejen jugar un poco más, soñar un poco más, no nos interrumpan por favor… porque temo nos van a matar de tanta verdad.


  6. Déjame cogerte la mano

    febrero 22, 2013 by Alejandra Juno

    Déjame cogerte la mano. Déjame cogerte la mano y siente los látidos de mi corazón. Late por ti. Es la música de esta esfera celestial dentro de mi pecho, girando a tu alrededor.


  7. Feliz Navidad

    diciembre 24, 2012 by Alejandra Juno

    Queridos lectores:

    Desde tiempos inmemoriales, al llegar esta época del año, en esta parte del mundo hemos contado muchas y muy diferentes historias para simbolizar una única y fundamental idea: la del renacimiento a la vida. La idea de que siempre hay un nuevo comienzo, de que nadie está condenado a repetir los mismos errores y de que nunca es demasiado tarde para empezar a ser quienes realmente queremos ser. Esta noche celebraremos un año más el nacimiento de un niño, historia que no significa nada más y nada menos que la esperanza del renacimiento de todo lo bueno que en nosotros pueda haber. Renazcamos de nuevo en esta noche en nuestra mejor versión, más generosos, más inocentes, más humanos. Que sea una Nochebuena que dure todo el año. ¡Feliz Navidad!


  8. Auto-representaciones

    noviembre 27, 2012 by Alejandra Juno

    Nunca deja de sorprenderme el concepto de “mala-auto-representación”, lo que viene a ser cuando uno da una imagen equivocada de sí mismo. Sinceramente creo que las personas que creen que existe una “buena-auto-representación” han sido bendecidas con una visión muy clara de su propio yo. Temo que el común de los mortales no tengamos tan claro quienes somos. De ahí que no vea yo la claridad entre una auto-representación correcta y una errada. Tampoco sé muy bien en qué consiste la auto-representación. Y desde luego, no sé cómo se podría alcanzar una auto-representación acertada de ninguna de las maneras. La cosa esta difícil, porque una auto-representación correcta en términos generales posiblemente denote una personalidad algo limitada. Tanto como a un único aspecto representable. Si uno puede representarse de golpe y certeramente, posiblemente haya muy poco que representar. Si por el contrario, la exhibición de cada parte de nuestra personalidad exigiera numerosas auto-representaciones, indudablemente algunas de ellas colisionarían en la tarea final de dar una auto-representación compacta. Y más que posiblemente dieran una imagen algo esquizofrénica del interesado, difícilmente digerible por el respetable. No todo el mundo puede captar la relación intrínseca que hay entre el glamour y la filosofía griega a la primera de cambio. Hay que seleccionar determinadas auto-representaciones para construir el relato coherente, que sin embargo, indefectiblemente, desembocará en la mala-auto-representación, por escasa.

    En otro orden de cosas está la representación del contenido y de la forma. A uno le puede interesar tres pitos un determinado contenido, pero asumir su representación por estar interesado en la forma o en lo que simboliza esa forma. Ejemplo de parvulario: una chica puede elegir vestir como una pin-up sin necesariamente creer que el papel de la mujer en la vida es del alegrar la vista a los hombres. Puede elegir vestir así porque le gusta. ¿Estamos ante un problema de falta de coherencia o un auténtico fracaso de nuestro mundo a la hora de distinguir entre esencia y apariencia? ¿O todo está relacionado al final? Quiero decir, vestir como una pin-up no representa única y necesariamente un contenido relacionado con la idea de mujer-objeto, sino que así mismo representa un valor representación simbólica: la de auto-representarse en forma icónica. Auto-representarse es una cosa difícil en sí misma y por eso muchas veces tiramos de manual y simplemente seguimos lo pre-establecido. En otras ocasiones, optar por una auto-representación conservadora puede denotar el radicalismo revolucionario más auténtico, por lo que tiene de rebeldía, mientras que lo contrario es posible que sólo hable de una excesiva adecuación a lo imperante, tan orientado hacia el futuro.

    Mi consejo del día es no pensar demasiado en estas cosas y no preocuparse tampoco mucho por como se auto-representan las otras personas. Hay una gran probabilidad de no dar ni una, si es que hay algo en esta vida en lo que realmente se pueda acertar.


  9. El billar

    noviembre 15, 2012 by Alejandra Juno

    ¿Han tenido alguna vez la experiencia de estar jugando al billar y que te estén dando literalmente una paliza? Yo la tengo muy a menudo porque jugando al billar básicamente, afrontémoslo, doy asco. Ésta ha sido una de esas noches. Estás ahí, atrapada alrededor de una mesa de fieltro verde, de la que no puedes escapar, porque sabes que aún, obligatoriamente, te quedan tres partidas por jugar. Los jugadores no suelen ser muy habladores ni tampoco muy empáticos. Al fin y al cabo se trata de una competición. Ganar o morir. Y lo peor no es perder. Lo peor es la consciencia de que tienes que seguir perdiendo. No es tu noche. No hay manera de meter una sola bola en el bolsillo. Y aún quedan tres partidas por jugar. Y tu contrincante te está dando una paliza. Y ni siquiera te mira.

    Y entonces aparece él, ese chico de tu equipo que puede encajar las bolas con los ojos cerrados. Podría ser español. Pelo y ojos oscuros. Amable, simpático. Le gusta «Eternal sunshine of the spotless mind» y «Scarface». La otra noche te ha dicho que ha ganado gracias a ti. A ti, cuya colaboración no ha pasado de pronunciar «good shot» cada vez que ha hecho exactamente lo que quería hacer. Acostumbras a quedarte con la boca abierta cuando ves con qué facilidad empuja el taco, con qué estilo observa la mesa, con qué gracia, en definitiva, gana. Y se acerca a ti, y te da un consejo. Un consejo que parece no tener ningún sentido. Apunta a la bola negra, cuando aún tienes todas tus rayadas sobre la mesa. Ir a por la bola negra, desencadenará un grácil movimiento en toda la mesa. Es un tiro de dificultad media, pero no demasiado difícil. Haz eso. Y lo haces. Y el resultado es un desastre.

    Y entonces deseas con todas tus fuerzas que él ocupe tu lugar. Que coja tu taco, que acabe con esta agonía. Para él sería tan fácil. Sería tan fácil acabar esta partida en minutos y hacerse con la victoria. Pero ese es el problema de la vida. Que nadie puede jugar por ti. Por muy amables y simpáticos que sean. Y ahí estás, obligada a jugar tres partidas más. A perder tres veces más.


  10. Realizarse

    noviembre 12, 2012 by Alejandra Juno

    Darse cuenta en inglés se dice «to realize». Por eso, cuando los americanos hablan en español, tienden a decir cosas como «y se realiza que está solo» o «y entonces se realizó que no le gustaba aquella ciudad». Con lo poco que me gusta la adopción de significados foráneos para nuestro vocabulario… (¿desde cuándo bizarro significa raro? Con lo impresionante que era calificar a un hombre de bizarro, cuando ejercía de valiente…); con lo poco que me gusta la adopción de significados foráneos para nuestro vocabulario, digo, casi estoy por proponer que el verbo «realizarse» tenga una acepción como la del inglés: darse cuenta. O siguiendo su diccionario: «comprender completa o correctamente; hacer algo real».

    Porque realizarse, al contrario de lo que dice la RAE («sentirse satisfecho por haber logrado cumplir aquello a lo que se aspiraba»), va mucho más allá del sentimiento final. Realizarse tiene mucho de pesquisa y de aceptación de la individualidad. Realizarse es en cierta manera descubrirse, darse cuenta de que uno es así o asao y no de otra manera, que le gusta esto o aquello, que tiene opiniones concretas, inmediatas, orgánicas, sobre cómo debería ser la vida. Realizarse es el momento único en que uno se encuentra consigo mismo y se hace real. Como si de repente, saliendo de la bruma de la continua auto-sorpresa, se tuviera la muy imposible perspectiva y por fin se pudiera decir: «Fulanito (yo) es (soy) así». Tal que así y no de ninguna otra manera.