Justicia poética es aquel mecanismo por el cual en la ficción los buenos ganan y los malos son castigados. A menudo la gente se lamenta de que no pase lo mismo en la realidad. Pero es que la realidad y la ficción tienen muy distintos creadores. La realidad la crea Dios (llamémosle x), que al menos en nuestra cultura ha dotado a los seres humanos de «libre albedrío», lo que incluye una infinita variedad de perspectivas sobre la vida. Cómo ponerse de acuerdo sobre lo que es justo o no. La ficción la crea el autor, que al contrario que Dios es un tirano del destino. Ningún personaje va por libre. Muy al contrario. Todos están forzados a seguir los designios de su creador, para el que, por supuesto, es mucho más fácil hacer coincidir la expresión ideal y práctica de la justicia, de lo que jamás será para ninguno de nosotros en la realidad.