Y se preguntarán ustedes qué es un redneck. Literalmente alguien con el cuello rojo de tanto trabajar al sol. En traducción del diccionario, un paleto. Visten con jeans, posiblemente botas de cowboy, suelen llevar viseras, a veces con estampado de camuflaje, y dependiendo de la zona del país parecen vaqueros o cazadores, con esos chalecos imposibles. Para mucha gente representa lo peor de USA. Para otros, el americano prototípico. Para mí… ¡hey, apuntadme! Es fácil vivir en NYC, con todos los brokers, los cosmopolitan, los trend-setters y los hipsters. Pero dónde se vive la experiencia americana, americana de verdad, es teniendo lo que hay que tener para entrar en un bar de rednecks.
Yo no sólo tengo lo que hay tener, sino que me presenté allí vestida de Angus Young. Vamos, de colegiala, con mi falda escocesa y mi blazer negr0. Si vas a hacer algo, hazlo bien. El kilt pegaba en aquel contexto como a un Cristo dos pistolas, y perdonen la crudeza. Las afueras del bar atestadas de hombres, que yo juraría que llevaban la escopeta escondida en algún lugar bajo la ropa (no creo que se alegraran de verme), y un par de mujeres vestidas de Madonna en «Like a virgin». Regreso al pasado-pasado que nunca ha de volver. Como no creo que ese sea el atuendo oficial redneck para las féminas, me inclino a pensar que tenían algún tipo de fiesta temática. Yo, ante la necesidad, resuelvo tener la mía propia: AC/DC. Y mucho gesto de rock on.